El mito de la Caverna es una de las alegorías más famosas de la filosofía platónica, que nos invita a reflexionar sobre la realidad, el conocimiento y la liberación del alma. En esta entrada, exploraremos en detalle cada una de las etapas por las que pasa el protagonista desde que observa las sombras en la caverna hasta que logra ver la verdad y regresa a liberar a los demás prisioneros.
La escena se desarrolla en una
caverna profunda, oscura y húmeda, en la que se encuentran encadenados varios
prisioneros desde su nacimiento. Estos prisioneros únicamente pueden ver las
sombras de objetos y figuras proyectadas en la pared frente a ellos, sin poder
ver más allá. Están completamente convencidos de que esas sombras son la única
realidad y que conocen la verdad.
El protagonista, al observar las
sombras y escuchar las conversaciones de los demás prisioneros, comienza a
cuestionarse la veracidad de lo que ve y cree conocer. Sin embargo, se encuentra
cómodo en su ignorancia y no siente la necesidad de explorar más allá de lo que
cree saber.
Es en este momento cuando alguien
lo persuade de darse la vuelta y mirar hacia la fuente de luz, la Hoguera, que
proyecta las sombras en la pared de la caverna. Al principio, el protagonista
se siente confundido y deslumbrado por la intensidad de la luz, que representa
una nueva realidad desconocida para él.
Los que están moviendo las
figuras frente a los prisioneros son los sofistas, personas que manipulan la
verdad y la realidad para sus propios intereses. Estos sofistas hacen creer a
los prisioneros que las sombras que ven son la única realidad, sin mostrarles
la verdad más allá de la caverna.
El protagonista, a pesar de su
sufrimiento inicial al acostumbrarse a la nueva luz, comienza a subir la
pendiente de la caverna para salir al exterior. En este camino, experimenta
dudas y temores, pero el que lo liberó lo alienta a seguir adelante y no
renunciar a la búsqueda de la verdad.
Al salir a la superficie, el
protagonista se encuentra con la luz del sol, que lo ciega por un momento
debido a la intensidad de la luz. Esta luz representa la verdad absoluta, la
realidad pura que el alma busca alcanzar. Sin embargo, sus ojos aún no están
adaptados a tanta luz, lo que simboliza la dificultad de ver la verdad de
manera directa.
Después de acostumbrarse un poco
a la luz, el protagonista comienza a ver los reflejos de colores en un charco,
que antes solo veía como sombras o figuras planas. Con esfuerzo, logra distinguir
la verdad en las formas reales de los animales y figuras que antes solo veía
como sombras en la caverna.
Aunque aún no puede mirar
directamente al sol ni permanecer mucho tiempo en la luz, el protagonista
comprende que lo que ve en la caverna no es la realidad verdadera, sino una
mera ilusión. A pesar de esto, decide regresar a la caverna para contarles a los
demás prisioneros lo que ha visto y experimentado.
Al llegar a la caverna, el
protagonista intenta comunicarles a los demás prisioneros la existencia de la
verdad más allá de las sombras. Sin embargo, estos prisioneros están tan
acostumbrados a ver solo las sombras que no pueden comprender ni creer lo que
les está diciendo. Es en este momento cuando el protagonista elige a uno de los
prisioneros y lo ayuda a girarse 180 grados para que pueda ver la fuente de luz
y comenzar su propio proceso de liberación.
Al hacer que el otro prisionero
se gire y vea la verdad por sí mismo, se revela que quién desencadenó su propio
proceso de liberación: fue otro ser que había experimentado la verdad y la
realidad más allá de las sombras. De esta manera, el protagonista inicia un
ciclo de liberación y conocimiento que se propaga entre los prisioneros de la
caverna.
Pero entender este mito, es
precisamente un reto porque, se trata de una analogía que aporta detalles para
poder entender como se puede llegar a la verdad, pero para eso primero debemos
ser conscientes que si lo que estamos acostumbrados es a ver las sombras como una realidad, así
mismo, nos imaginamos que esa verdad debería ser algo muy parecido, o que confirme
lo que conocemos, al fin y al cabo sabemos que muchas de las cosas que percibimos,
son una verdad, porque aunque estén dentro
de la caverna, son algo que cualquier persona por medio de los sentidos y el
conocimiento científico han podido comprobar que no son algo relativo, de lo
cual hayan diferentes opiniones, sino que la conclusión de lo que “es”, para todos es la
misma.

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